
Empero, las alteraciones conductuales son lo suficientemente fuertes como para generar problemas en la cotidianidad. Durante los momentos de euforia, una persona con ciclotimia puede ser infiel a su pareja, retar a sus superiores o mostrarse indiferente hacia la gente, lo que ocasiona severo desgaste en sus relaciones humanas y de trabajo. Asimismo, en la etapa de depresión se convierten en desorganizados, apáticos e ineficaces, ya sea en el trabajo o la escuela, y por ello pierden importantes oportunidades de desarrollo personal.
Por desgracia, estos cambios de carácter suelen pasar desapercibidos para la familia y seres queridos, tanto porque se piensa que son cualidades "extravagantes" de la personalidad, cuanto porque se les confunde con cambios anímicos que son típicos de la adolescencia e inicio de etapa adulta (hay que recordar que en tales períodos de la vida se dan las manifestaciones iniciales con mayor frecuencia).
Además, existen al menos otros dos factores que dificultan la detección del trastorno ciclotímico. Uno de ellos, de tipo sociocultural, consiste en que la población mexicana desconoce la existencia del problema, de modo que las personas cercanas al paciente no saben que pueden acudir a evaluación cuando descubren cambios inesperados de conducta. El otro, generado por la naturaleza misma del padecimiento, radica en que los momentos de hipomanía hacen que el afectado se sienta tan bien, que rara vez pensaría en someterse a tratamiento, incluso cuando está conciente de su comportamiento inestable.
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